¡ Es una lástima! Aníbal Felipe Valero no tuvo la dicha de ver sus versos siendo leídos por muchas y diferentes personas. Seguramente observaria en sus miradas, una expresión intensa, una sonrisa romántica o una profunda tristeza por sus narrativas de la vida. De la vida que Valero observó, testimonió y vivió intensamente. No importa: su obra intelectual que se llama ”Dios, Poeta Ingenuo”, que tuvimos el honor de leer y sentir, es su alma, su modo de ser, de vivir. Las angustias en el transcurso de su vida , los sentimientos por las congojas de sus seres queridos, las ausencias de los agradecidos, las añoranzas, las tristezas por el dolor de los seres humanos marginados, todo recuerda Valero, todo lo torna eterno entre nosotros por intermedio de sus versos. Versos eternos, versos que eternamente serán suyos. Es un derecho sagrado, otorgado a aquellos que sueñan y materializan sus sueños. Antônio Paraguassú